Los accidentes cerebrovasculares (ACV), más conocidos cómo ictus, son una de las principales causas de muerte y discapacidad a nivel mundial. Se dividen en dos tipos: isquémicos y hemorrágicos. La detección temprana de los síntomas es crucial para mejorar el pronóstico del paciente. Se identifican seis síntomas clave que deben ser monitoreados y conocidos para una rápida actuación. Se destaca el papel fundamental de los profesionales de enfermería en la detección y educación sobre los ACV. La capacitación de la población en la identificación de síntomas y la gestión de factores de riesgo es esencial para empoderar a las personas y fomentar un enfoque proactivo en la prevención. En resumen, la concienciación y la educación son herramientas clave para reducir la incidencia de ACV y mejorar la calidad de vida de quienes los padecen.
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